El tábano en la oreja (Indio Solari)
http://www.youtube.com/watch?v=oj_UnYrRTxg
Bertrand Russell escribe sobre “la conquista de la felicidad”. Pareciera que ya entonces, muchos años atrás, todos aquellos que podían ser felices no lo eran. Sin dudas lo que predomina en las sociedades actuales, es una tendencia atroz hacia el aburrimiento. Ser feliz entonces pareciera sinónimo de estar entretenido. Interesante y paradójicamente en una cultura que cada vez nos enfoca más hacia el placer individual, la felicidad pareciera depender del ocuparse "menos de uno mismo". El filósofo encontró tres tipos de sujetos que negociaban con su felicidad: el megalónamo, el pecador y el narcisista. Algunos psicoanalistas siglos después han relacionado la preocupación con el ser feliz con un mandato. El rasgo de nuestra época diría E. Laurent por ejemplo es que no se le puede impedir al hombre que goce, es más, se le pide que goce más. En la lógica del discurso capitalista esto sería poder tener acceso a más y más objetos, servicios, personas, o bienes que el mercado ofrece. Sin embargo, a menudo, aparece el sufrimiento. Suele reflejar una pérdida, un rechazo, una decepción, una carencia. Es inherente al vivir, aunque también conlleva un riesgo cuando empobrece los lazos sociales o la calidad misma de vida. Es paradójico que hoy en día se sufra por “no querer sufrir”, poniendo en manifiesto la desesperación por evadir el dolor. La idea imperante de pensar todo o casi todo en positivo, de” tener onda”, de jamás permitir que el aburrimiento nos invada, no hace más que mostrar la otra cara del capitalismo que nos vende ilusiones de felicidad para colmarnos, obedeciendo a imperativos consumistas o escapistas que, sin reparos, dañan tanto o más que el mismo sufrimiento del que se pretende huir (Moira Nardi).